Johannes se encontraba en
su casa, sentado en un cómodo sillón unipersonal. Hacía días que el
caso no daba nuevas pistas y los científicos no lograban identificar
lo que fuese que vieron por el microscopio.
No paraba de pensar en
pedir a Anne otra vez que se uniese a su caso, sabía que con ella
todo sería mucho más rápido.
Johannes se levantó del
sillón disponiéndose en ir a por algo de beber cuando recibió una
llamada entrante. El científico jefe estaba en la pantalla alterado.
Su expresión era de terror y excitación a la vez.
-¡Johannes, necesitamos
que vengas ya, hemos descubierto algo asombroso!-
Tras las palabras del
doctor la llamada se cortó. Johannes fue corriendo hacia la puerta y
subió al tubo-transporte que quedaba en frente a su casa, marcando
la dirección de la central de La Guardia.
Todo le resultó muy
extraño una vez bajó al laboratorio, la entrada estaba cerrada y
vigilada por dos agentes con trajes protectores. Al acercarse a
ellos, le dieron el alto y le anunciaron que debía marcharse.
-Soy el inspector al cargo
de las desapariciones de los científicos, se ha requerido mi
presencia aquí.
Justo cuando estaba
pronunciando estas palabras, salió por la puerta uno de los
científicos.
-¡Inspector, póngase un
traje protector rápido, le estamos esperando!
El científico le acompañó
al área de desinfección, donde Johannes se puso el traje protector.
-¿para qué tanta
protección?, ¿que habéis encontrado?-
-Creo que mis
superiores quieren tener el placer de contárselo y mostrárselo- le
respondió el científico.
Ambos volvieron a la
puerta del laboratorio donde esta vez los guardias si les dejaron
pasar. Dentro era todo aun más extraño, todo el mobiliario estaba
cubierto por plásticos y el laboratorio separado por secciones con
paredes y puertas del mismo material.
Al verle, el científico
jefe se le acercó corriendo.
-¡Johannes tienes que ver
esto!, ¿recuerdas lo que te mostré hace unos días que habíamos
encontrado en los restos de las desapariciones?, pues creemos ya
saber que es, o una aproximación, o por lo menos el motivo de las
desapariciones.- Se notaba el entusiasmo del científico en su voz y
en la velocidad con la que hablaba.