Tras deambular un par de horas por las
calles buscando algún sitio donde hacerse con las sustancias, lo cual
le resultaba bastante difícil ya que la gente de esas zonas era muy
desconfiada y no solía recibir mucha información, llegó a un
edificio donde, tras mucho insistir, le habían dicho que se podían
conseguir nuevos tipos de drogas.
Al acercarse al edificio, dos matones
le impidieron el paso.
-A donde vas- le soltó el mas alto de
ellos.
-Alguien me ha dicho que aquí puedo
conseguir alguna de esas nuevas mierdas del espacio- respondió
tranquilamente Johannes.
-¿Y vienes con?- dijo el segundo matón
-El que me dijo que podía venir aquí me
dijo que podía venir solo sin problemas-
El más bajo de los dos entró al
edificio y tras unos minutos le dejaron pasar.
Una vez dentro, se encontró con unas
escaleras que llevaban a una sala bastante grande, donde un hombre
trajeado le esperaba.
-Parece que vienes buscando algo nuevo-
-Quiero saber que traen esos
extraterrestres para que pueda divertirme un poco-
-Pues puede que lo que tengo te
divierta bastante, estos aliens son muy ocurrentes con sus drogas.
Primero, tenemos el rapiditatem,
algunos lo llaman new speed o nuevo acelerador- Enseñando un
frasquito de cristal con un liquido verde- Ya sea para divertirte o
trabajar, esta preciosidad hace que seas el doble de rápido, pienses
mas rápido... Por otro lado, tenemos la slo mo, algo muy apreciado
entre las mafias, reduce tu percepción temporal, todo a tu alrededor
es más lento. Las mafias lo usan para tirar a la gente de un
edificio, para ese desgraciado, puede estar cayendo durante horas.
Bueno, hay muchas más, echa un vistazo y pregúntame.
Johannes miro la cantidad de frascos
con líquidos de colores, polvos, geles... pero no tenía ni idea de
como era lo que estaba buscando.
-Busco algo que atonte varios días a
quien lo consume y se pueda camuflar en la comida o dar en forma de
humo.
El traficante se quedó pensativo, y
tras ojear su catalogo respondió
-Por el momento no tenemos nada
similar, si algo que te atonta unas horas, pero nada con lo que me
pides.
Johannes se quedó decepcionado, había
estado horas en esas calles para nada.
-Dame una dosis de cada, quiero probar
todo eso nuevo.
El traficante se quedo sorprendido.
-No creo que puedas pagar tanto.
Johannes sacó su contador de créditos
y se lo enseñó. El vendedor sorprendido se acercó a la mesa y tocó
un botón que había en esta.
Inmediatamente los dos matones de la
puerta aparecieron y agarraron a Johannes.