La respuesta no tardó en
llegar, ninguno de los integrantes del equipo médico estaban
dispuestos a hablar con él y se le denegaba una posible petición de
orden de interrogatorio.
Mientras leía sorprendido
este nuevo impedimento en su trabajo, le llegó un nuevo mensaje.
Otro de los científicos del laboratorio de La Guardia había
desaparecido.
Esta vez había sido en su
casa, delante de su familia. Así que Johannes no tardó en
desplazarse hasta allí.
Cuando llegó el equipo científico ya había identificado la sustancia, de la cual había
bastante más que en los anteriores casos.
Antes que Johannes fuese a
hablar con la familia, alguien que no reconocía del equipo
científico (debía ser alguien nuevo para suplir la anterior baja),
le aparto.
-Usted debe ser el
inspector a cargo de la operación ¿no?-
-Así es – le contestó
Johannes.
-Me han dicho que en
cuanto acabe aquí se dirija al laboratorio, han encontrado algo que
podría interesarle bastante-
Johannes le dio las gracias
y se dirigió a hablar con la mujer del desaparecido.
Todo concordaba exactamente
con las otras desapariciones, salvo que esta había sido más rápida.
Todo parecía seguir un patrón en que el autor o autores eran cada
vez más rápidos, o lo hacía el agente que afectaba a los
científicos.
Johannes
se dirigió al laboratorio como le habían indicado para ver que
habían encontrado, esperaba que se tratase de algo que pudiese
centrar mejor su investigación y ponerle tras la pista de alguien
concreto a quien no pudiesen denegar el contacto y una posible
detención.
Al
llegar, el científico jefe le saludó, Johannes le dio el pésame por
la desaparición de su colega y amigo. Ambos se dirigieron hacia un
microscopio que el científico tenía preparado.
-Siéntate y observa – le indicó el científico a Johannes.
Johannes
miró a través del microscopio y vio unos pequeños hilos moviéndose,
muy lento, le costaba percibir su movimiento, pero claramente se
estaban moviendo.