La Muerte Silenciosa 4

El señor Jenkins fue el primero en llegar al hotel, el señor Lewis estaba esperándole en la recepción y le acompañó personalmente a su habitación mientras los botones se encargaban del equipaje.
Tras haber acomodado su habitación, el señor Jenkis fue guiado por el señor Lewis por el hotel para ver cómo habían preparado las diferentes salas de uso común. Todo parecía al agrado del señor Jenkis y ambos se pararon en el bar a charlar y tomar unas copas mientras llegaban los empleados invitados a la reunión.

Los primeros tardaron sobre 2 horas tras la llegada del señor Jenkins. Eran 4 y habían compartido transporte, todos se registraron en la recepción y fueron guiados a sus habitaciones. En total pasaron 6 horas hasta que todos los empleados estuvieron registrados y acomodados en sus respectivas habitaciones.

Esa primera noche, tomada como libre, la mayoría de los empleados habían bajado al bar a divertirse, muchos se encontraban en el hall y algunos habían salido al jardín. El señor Jenkis se había reunido con el señor Lewis en el despacho de este para entregarle los horarios de las diferentes conferencias y reuniones que se darían esa semana y las salas que había pensado para realizarlas. Estas reuniones debían ser anunciadas por la megafonía del hotel 5 minutos antes de cada una, aunque los empleados ya disponían de este horario.

La semana transcurrió normalmente, los empleados del señor Jenkins ocupaban sus mañanas en asistir a las diversas reuniones y sus tardes a visitar los jardines del hotel o a charlar en las zonas comunes. El señor Jenkins solía pasar sus tardes reunido en el bar con los miembros de la junta administrativa o con sus empleados mas veteranos a los cuales había contratado personalmente en los inicios de su prospera empresa.

El penúltimo día, tras la ultima reunión hasta la mañana siguiente, mientras los empleados salían por la puerta del salón de actos dentro de esta se pudo escuchar a uno de los primeros empleados gritar. Los empleados que aun no habían llegado a salir se voltearon para mirar lo que pasaba y los que estaban mas cerca intentaron calmarle.

Nada pudo hacerse, los gritos del empleado cesaron y con los ojos en blanco cayó de rodillas muerto. Muchos de los empleados que estaban alrededor presenciando la escena corrieron a intentar auxiliarle, pero ya era demasiado tarde.