Interdimensional 2

El doctor se había pasado varios días hablando con diferentes abogados para que llevasen su causa a juicio contra el mismísimo estado. Como es natural, ningún abogado quiso hacerse cargo de su causa.

Por aquellos días recuerdo que el doctor me había mandado recopilar los hechos históricos más relevantes de varios países y sus fechas. Como era costumbre no pregunté el motivo, había aprendido a ser paciente con el doctor y esperar a descubrir para que quería el trabajo que me mandaba. Aunque solía ser más bien trabajos matemáticos o de diversas ramas científicas, pero nunca de carácter social como esa vez, por lo cual estaba más intrigado sobre el uso que le daría el doctor.

Veía al doctor nervioso y con ojeras por las mañanas, como si no hubiese dormido en toda la noche, pero le restaba importancia atribuyéndolo al estrés de sus problemas con su esfera y el estado. No llegué a imaginar nunca lo que acabaría por pasar.

Una mañana, mientras consultaba un libro sobre la historia de la Oceanía anterior al imperio tongano, el doctor me pidió que dejase mi trabajo y me mandó a ayudarle con ciertas ecuaciones que no acababa de comprender del todo. Pensé que lo que hacía simplemente era un mero entretenimiento para mantener la cabeza ocupada y no pensar en sus problemas, pero esas ecuaciones tan complejas acabaría perteneciendo a algo mucho más grande, más de lo que yo mismo esperaría. Con el doctor podías esperar cualquier cosa, pero eso superaba todo lo imaginable.

La mañana de la ultima vista ante el gobierno, el doctor estaba tranquilo, no tenia las ojeras que le habían caracterizado la última semana. Comió más de lo que había comido los días anteriores, abrió el campo de fuerza y metió la bola en uno de sus bolsillos.

Acompañé al doctor hasta la puerta del edificio donde por temas de seguridad no podía entrar. Esperé varias horas sentado en las escaleras, entreteniéndome con mi pulsera, leyendo algún ensayo que había dejado pendiente las ultimas semanas debido a mi labor de investigación.

Cuando salió el profesor lo vi bastante desanimado.

-¿qué ha pasado?- le pregunté

-Se han quedado la esfera y tengo que mandar los planos mañana a primera hora-me respondió con un suspiro.


No me había esperado que se tomase el robo, porque era claramente un robo, de su trabajo así, me habría esperado de él cualquier reacción menos esa sumisión hacia lo ocurrido.